sábado, 13 de junio de 2015

Otto e mezzo (8½) - (1963) - Federico Fellini



Director: Federico Fellini
Guión: Tullio Pinelli, Federico Fellini, Ennio Flaiano, Brunello Rondi
Música: Nino Rota
Fotografía: Gianni di Venanzo
Reparto: Marcello Mastroianni, Claudia Cardinale, Anouk Aimée, Sandra Milo, Rossella Falk, Barbara Steele, Mario Pisu, Guido Alberti, Madeleine LeBeau, Caterina Boratto, Annibale Ninchi, Giuditta Rissone, Eddra Gale, Tito Masini, Nadine Sanders, Georgia Simmons, Hazel Rogers, Riccardo Guglielmi, Giulio Paradisi, Maria Antonietta Beluzzi, Polidor, Maria Wertmuller, Rossella Como, Nino Rota


Sinopsis
"Después de obtener un éxito rotundo, un director de cine atraviesa una crisis de creatividad e intenta inútilmente hacer una nueva película. En esta situación, empieza a pasar revista a los hechos más importantes de su vida y a recordar a todas las mujeres a las que ha amado. "



El ego desmedido del séptimo arte, eso que llamamos cine dentro de cine, no podría tener mayor representante que películas como Ocho y Medio o Sunset Boulevard. Ocho y medio es ante todo la confirmación absoluta de la insignia autoral de Federico Fellini, sensibilidad italiana clásica, sátira social embebida en un manjar intelectual adornado de surrealismo onírico.


Guido Anselmi es un famoso director que se ve atrapado dentro de un conflicto creativo, la incapacidad de hacer una nueva película, que vendría siendo la numero nueve, de aquí el título del film. Ante este laberinto de confusión Guido recurre a sus recuerdos, a la nostalgia de su infancia, a las mujeres que ha "amado", a sus propios sueños, deseos y temores. Todo va conduciendose sobre una comedia agria y una sátira social divertida. Sin olvidar sus maravillosas escenas surrealistas donde la línea que divide los recuerdos de los extravagantes acontecimientos oníricos es imperceptible.


Fellini no apela a las emociones, se esfuerza en evitar crear un mundo de sentimientos y de indentificación, fellini quiere romper las reglas, estar a la vanguardia de su profesión, ofrecer un espectáculo único y lo consigue con gran acierto, porque hablar de Ocho y Medio es detenerse a saborear los pequenos detalles argumentales, viajar por la mente de un inventor, ser testigos de su bloqueo; desesperarse por la incapacidad de detener toda la maquinaria publicitaria, la presión de la directiva, la indecisión; Ocho y medio habla de las ganas de libertad individual.



Si tengo que ser sincero esto de la sensibilidad italiana y el mundo del neorrealismo (aunque este particular ejemplo no pertenece a tal movimiento), no es precisamente mi materia favorita, Visconti, De Sicca y Rossellini son mas emocionales, Fellini y Antonioni mas cerebrales; pero Ocho y Medio es una cinta para admirar pese a su falta de nexo afectivo. 

Esta cinta está perfectamente estructurada para ser deleitada para los paladares mas finos, su guión es magistral, su estructura es sobria, sus escenas oníricas son muy sugerentes, sus metraje resulta divertido, sin duda es una obra imprescindible.


El Director crea un alter"ego" de sí mismo, dicen los entendidos; que resulta sumamente interesante percatarse de la particularidad del ciclo, Fellini haciendo su propia historia de como su personaje crea la misma película, cine dentro de cine dentro de cine, dentro de cine.. para ser mas exactos Ocho y Medio es CINE por excelencia.

Debo agregar que no he podido evitar recordar ciertas escenas de Nine (ya que la vi antes) mientras avanzaba el recorrido de este film, lo que es bastante lógico siendo un remake. Siendo un musical incongruente tampoco retrata bien la escencia de Otto e Mezzo. Como ya lo mencioné, solamente reprocharía su falta de emoción, pero vamos que yo soy un sentimental; además no lo necesita, una película tiene sus objetivos planteados y Ocho y medio es cine artístico para colocar en un pedestal.





Sus actores están muy bien, empezando como no podía ser de otra forma con un Marcelo Mastroianni grandioso, Guido es arrogante, altivo, mujeriego; pero está atormentado y embebido por su propio subconciente y sus recuerdos. Su papel es cuerdo y contenido pero con escenas brutales y fuera de contexto. Claudia Cardinale, belleza como ninguna, actriz de solvencia y de un gran carisma, sin duda su pequeño papel contiene uno de los grandes momentos del film. No puedo dejar de mencionar a Anouk Aimee como Luisa, la esposa de Guido, su potencia y su sobriedad engalanan la película. Y para terminar una sensual, atrevida, inquieta y maravillosa Sandra Milo.

Técnicamente sobresale su gran montaje, que conjunto con su guión van creando una historia que combina perfectamenet la realidad con los recuerdos, los sueños con las pesadillas, el mundo surrealista va de la mano con las intenciones de dar una imagen vívida de la confusión que vive nuestro protagonista.
Obra necesaria e imprescindible para los cinéfilos.


Valoracion:

domingo, 7 de junio de 2015

Tokyo Monogatari (Cuentos de Tokio) - Yasujiro Ozu ) - 1953



Director: Yasujiro Ozu
Guión: Yasujiro Ozu & Kôgo Noda
Música: Takinori Saito
Fotografía: Yushun Atsuta (B&W)
Reparto: Chishu RyuChiyeko HigashiyamaSetsuko HaraSo YamamuraHaruko Sugimura,Kinoko NiyakeKyoko Kagawa


Sinopsis
"Una pareja de ancianos viaja a Tokio para visitar a sus hijos, pero ninguno de ellos tiene tiempo para atenderlos, por lo que deciden enviarlos a un balneario. Cuando regresan, la madre pasa una noche en la casa de una nuera, viuda de uno de sus hijos. A diferencia de sus cuñados, Noriko muestra afecto por sus suegros y conforta a la anciana. "



Comentario:
El cine oriental y siendo más específico: el cine japonés, ha logrado establecerse en una posición privilegiada de entre las grandes potencias que imprimen la historia del séptimo arte, Y es que hablar sobre el cine nipón, de directores como Akira Kurosawa, Kenji Mizoguchi, Yasujiro Osu, Masaki Kobayashi, Mikio Naruse, etc, es introducirse en una cultura totalmente desconocida para nosotros como occidentales.

Puedo decir que he asistido a una de las experiencias más grandiosas frente a una pantalla de toda mi vida, la película a la que me referiré a continuación es el film que representa todo lo que es Japón, todo lo que significa ser ese país. Si bien es cierto “Cuentos de Tokio” no es la película más reconocida del cine oriental,  internacionalmente hablando tampoco es la más importante, films como Los Siete Samurais o Rashomon del maestro Kurosawa pueden jactarse de ser los pilares fundamentales del cine Nipón. Pese a esto, la película que verdaderamente representa la importancia intrínseca de Japón es “Cuentos de Tokio”. 



Mientras Kurosawa utiliza la grandilocuencia para contar sus historias e imprime imágenes poderosas como ningun otro, maneja la edición de una forma insuperable, (razón por la cual se ha dicho que es el director más occidental) y Kenji Kizoguchi plasma el arte a base de argumentos llenos de sentimiento y emoción, contando historias que quitan el aliento, haciéndolas inmortales y verdaderas obras de arte imperecederas, lo que hace Ozu probablemente es más complejo aún. Porque en una película de Ozu no hay grandilocuencia, no hay historias potentes ni impactantes, lo que hay es un cuento muy pequeño sobre una familia japonesa media.. (Las películas de este director tienen este sello).

Ahora. ¿Por qué es tan grande “Cuentos de Tokio”?, porque lo que da la impresión de ser un simple documental de una familia “X” en un periodo determinado, lo que pareciera una grabación con cámaras de un nucleó familiar en la época de los 50, es  en realidad la más perfecta representación de la vida de una familia media y común.



La película plasma de una forma mágica la soledad de la vejez, expresa muchísimo más de lo que aparenta, es una maravilla sin precedentes en cada cada plano, cada conversación, cada paseo, cada encuentro, cada reunión familiar. La historia de una pareja de ancianos que decide hacer un último viaje a Tokio para visitar a todos sus hijos, a pesar de los impedimentos geográficos y la indiferencia de sus propios vástagos, ellos encuentran la felicidad en la vida, y también la amabilidad de la nuera cuyo marido murió durante la guerra.
Los personajes son absolutamente conmovedores, sobre todo Shukishi que es la representación de la serenidad y amabilidad, y Noriko que es la ternura y la solidaridad en su máxima expresión, dos de los presonajes más hermosos que el séptimo arte ha creado alguna vez. 

Quizá lo mejor del film es Setsuko Hara que logra cautivarnos cada vez que aparece en pantalla, crea una conexión inexplicable con sus suegros que no se puede expresar con palabras, solo puede sentirse mientras se disfruta de la experiencia inigualable que es "Cuentos de Tokio".
Las lágrimas se me han escapado en más de una ocasión, ya que a parte de la absoluta y maravillosa historia que cuenta, Ozu lo hace tan grande y tan glorioso que por fin he podido entender porque esta película se la ha catalogado como la más importante para Japón, y a su vez Ozu es el director más respetado y querido por allá.

Estos japos definitivamente son una droga, y a Yasujiro Ozu lo tengo en un pedestal y con ganas de ver más cine de él, y si va por el mismo camino que Kenji MIzoguchi y Akira Kurosawa seguramente entrará en la lista de mis directores favoritos.

Actualmente "Cuentos de Tokio" está ganando terreno en las listas de las obras favoritas de los críticos de cine, incluso en un par de estos rankins ya es considerada como la mejor película de todos los tiempos, si, por encima de "Ciudadano Kane", "Vertigo" o "El Padrino" (Como es el caso del último top relizado por los directores que se publicó este año), así que si no la has visto. ¿Que estás esperando?.

Catalogarla como "Obra Maestra" le quedaría tan corto que sería insultar a la película, impuntuable, tan grande como el universo